La agricultura italiana se configura cada vez más como un complejo sistema de relaciones con los sectores a ella vinculados, que desempeña múltiples funciones además de la tradicional producción de bienes alimenticios, al cual la sociedad mira siempre con mayor atención e interés. Esta ampliación de actividades no exclusivamente productivas sino también sociales, ambientales y culturales, coincide con un importante proceso de restructuración del sector primario.

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